Sobre nosotros
A Torvizcón, en el punto medio la depresión del río Guadalfeo, se puede llegar por dos vías desde las que podemos disfrutar de los magníficos paisajes alpujarreños: una carretera que, descendiendo desde Cádiar corre paralela al río Guadalfeo, viene a ser un paseo de unos 20 kilómetros donde es posible contemplar impresionantes panorámicas de la vertiente sur de Sierra Nevada; la otra, que asciende desde la costa granadina y, a partir de Vélez de Benaudalla, discurre también paralela a la margen izquierda del río Guadalfeo, nos permite apreciar en toda su amplitud el contraste paisajístico entre el litoral y la Alpujarra Baja.
El viajero además podrá degustar los vinos de la zona que, junto con sus pasas, gozan de merecida fama.
Torvizcón fue la antigua Turidianum romana.
Su historia ha seguido el destino de la de tantos otros pueblos de La Alpujarra, comarca que, por su aislamiento geográfico, ha desarrollado desde siempre una cultura propia y diferenciada, que tuvo su momento de esplendor en el período árabe-andalusí, cuando toda la Alpujarra era un importante emporio agrícola especializado en la producción de seda.
Tras la conquista de Granada (1492) por los Reyes Católicos, la población se vio paulatinamente sometida a una presión que llegó a convertirse en intolerable, y en 1568 un rico terrateniente de la zona, Hernando de Válor, que tomó el nombre de Abén Humeya, se levantó en armas contra Felipe II, provocando una revuelta general entre los moriscos de todo el reino de Granada.
Disensiones internas entre los propios moriscos, que, en 1569 dieron muerte a Abén Humeya, permitieron que D. Juan de Austria acabara pronto con el levantamiento.
Los moriscos serían definitivamente expulsados en 1609.
La Alpujarra se fue poblando luego con campesinos procedentes de Galicia, León, Asturias y Castilla.
Tierra de vinos, almendros e higueras. Ocupa buena parte de la Sierra de la Contraviesa.
