Sobre nosotros
Pequeño municipio situado en plenos montes de la Axarquía en un paisaje poblado de olivos, almendros y vid.
La población, de origen árabe, formada a partir del Castillo de Benthomiz, del que se conservan restos, ofrece una arquitectura típica con casas blancas escalonadas sobre calles pendientes, de las que sobresale la Iglesia mudéjar de Santa Catalina.
Fue conocida como Arenas del Rey, ya que según la tradición local, el rey Fernando el Católico instaló su campamento desde donde preparó el sitio y la conquista de Vélez-Málaga. El pueblo, que conserva en parte su trazado árabe, por lo que su origen podemos situarlo en la época musulmana, recibe el nombre de El Arenal, ya que del lugar se extraían las finas arenas que aportaba el curso del río Seco.
Situado al norte del cerro que corona el Castillo de Bentomiz, los primeros asentamientos humanos del término municipal de Arenas debieron situarse en esta atalaya natural, de 709 metros de altitud, que domina una extensa zona de la Axarquía y, al sur, de la costa. Esta fortaleza fue en principio un poblado íbero. Fenicios y griegos dejaron también testimonio de su presencia. Fue luego plaza militar cartaginesa, y tras las Guerras Púnicas, emplazamiento romano. Los árabes reedificaron y ampliaron la fortaleza y la convirtieron en un magnífico alcázar.
La importancia de este baluarte defensivo, se hace notar en una larga serie de acontecimientos históricos, y quizás el más destacable sea el protagonismo que, en abril de 1487, jugara en la conquista de Vélez por los tropas cristianas, cuando El Gibs, alcaide de la fortaleza de Bentomiz, se uniera a los ejércitos de los Reyes Católicos contra la sitiada ciudad de Vélez, haciendo inviable la participación de los refuerzos de apoyo que mandaba el reino nazarí de Granada. Aún así, tras la conquista, la vida de los moriscos que permanecieron en el territorio se fue haciendo cada vez más dura y penosa, obligándoles a la rebelión que, en 1569, se propagó fácilmente por la Axarquía dado el descontento generalizado entre la clase morisca residente. Sofocada la rebelión, los vencidos sufrieron distintas suertes: unos fueron condenados a muerte, otros encarcelados y los más expulsados de las tierras que habían ocupado durante siglos. A finales del s. XVI, el actual término de Arenas se encuentra semidespoblado; poco a poco se irá repoblando con cristianos viejos.
Ya en el siglo XIX, las crónicas anotan otro acontecimiento bélico en el que destaca la importancia militar de este emplazamiento. Cuando la invasión de los ejércitos napoleónicos se hizo efectiva y el descontento de la población terminó en la llamada Guerra de la Independencia, las tropas francesas acantonadas en Arenas fueron, en marzo de 1812, diezmadas en número gracias a la eficacia de la guerrilla que, al mando del Cura de Riogordo, puso en entredicho el poder militar de los franceses.
También fue afectada la villa y su término municipal por el importante seísmo, llamado el Terremoto de Andalucía, del 24 de diciembre de 1884; produciendo cuantiosos daños materiales.
